13 de enero de 2012

Fragmento de "Los crímenes de la luna llena" de Kit Whitfield

"Me viene a la memoria un recuerdo: yo tenia unos cuatro años creo, la mitad que Becca, y estaba sentada en el cuarto de baño, subida encima del cesto de la ropa. Me corría un chorro de sangre por la pierna. Incluso entonces, no era una llorona. Se me paso por la cabeza la idea de que podría morir desangrada y tuve la sensación de que debía preocuparme por ello, aunque en realidad estaba mas preocupada por que la sangre me llegara hasta el calcetín y me lo manchara. Cuida de tus cosas, me diría mi madre, y yo me lo repetía mientras me balanceaba de un lado para otro haciendo crujir el cesto de mimbre. Detuve el surco de sangre con la mano y la restregue por la espinilla. Estaba mas pegajosa de lo que había imaginado. Me frote la mano manchada con la otra, manchandola también de sangre, pero luego me di cuenta de que estaba en un aprieto: estaba encima del cesto con la rodilla herida y las manos tan manchadas que no podía tocar nada, ni tampoco bajarme de la cesta.
No se porque me asustaba tanto que mi madre se enterase, ya que siempre me regaño mucho menos de lo que merecía, como si hubiera una especie de resignación en su forma de tratarme. En lugar de eso, riño a Becca por no haberme vigilado debidamente, como si de mi no se esperase nada mejor.


Me erguí y susurre:
- Becca. Becca
Becca apareció en la puerta del cuarto de baño con su muñeca.
-Me he manchado el calcetín con sangre- le dije.
-Los calcetines no crecen en los arboles- respondió con el ceño fruncido, mientras apoyaba cuidadosamente la muñeca contra la pared. Imaginar un árbol donde crecieran calcetines me hizo reír -. No tiene ninguna gracia, May- añadió.
-No puedo bajar.
-Entonces deja de reírte de mi.
-No puedo bajar y no me estoy riendo de ti. ¿Te importaría ayudarme?
-Debes tener mas cuidado- me respondió  sujetándome un pie."


[...] El teléfono suena y me apresuro a cogerlo, contenta de tener alguien con quien hablar. Tengo que trabajar. Me había quedado pensando en las musarañas y no creo que eso me lleve a ningún sitio, salvo recordar que fue la primera vez que vi sangre, me di cuenta de lo pegajosa que era y de los inconvenientes que tenia hacerse una herida. No se porque andaría pensando en una cosa así. Lo que si se es que, una vez que te has hecho una herida, hay que tener paciencia para recuperarse. <<Gracias>>, musito rápidamente, dando por zanjado ese asunto y concentrando mi atención a la llamada. [...]

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